Anulación de los títulos de grado en las enseñanzas
artísticas superiores.
El debate surgido de la decisión del
Tribunal Supremo es
aburrido, superficial, extremadamente pobre en sus ideas y argumentos y gira en
torno a un falso dilema.
Lo único que nos ha permitido ver es
que se trata de una etapa más dentro de una longeva disputa entre grupos de
poder y que no va a parar ni a cambiar.
Los detractores de la fallida
reforman legal culpan de esta chapuza a los grupos de presión que la
promovieron y no al gobierno que es el último y mayor responsable.
Los ordenamientos de las Enseñanzas
Artísticas Superiores (EAS) refleja la contumacia en las políticas educativas
del estado español. Es insostenible y hay que cambiarlos. Pero la inserción de
las EAS a la universidad (cosa con la cual estaría completamente de acuerdo) es
sólo una posibilidad, no la única. Más bien es la última alternativa. Es el resultado de una negociación infructuosa ante unos gobiernos que no han querido arreglar las cosas de fondo y se han negado a todo. Pero no es la panacea.
Se sobrevalora de una manera ingenua
las ventajas que se obtendrían con esta inserción. Como si por arte de magia
las deficiencias y atrasos en la infraestructura y contenidos de la educación
musical se fueran arreglar automáticamente.
En todo este debate, el gobierno
parece que actúa más como mediador entre grupos de presión que como el agente
responsable de establecer políticas educativas coherentes, serias y que busquen
elevar el nivel educativo de la población y la excelencia profesional.
En Europa hay de todo:
conservatorios en la universidad en la tradición anglófona; conservatorios que
otorgan grados y posgrado incluso doctorados en Finlandia y otras partes. Es una
extravagancia que los conservatorios tengan el grado en España, pero no lo
sería menos el que pertenecieran a la universidad. La gran mayoría de los
conservatorios de calidad en Europa ha optado por otras soluciones. ¿Por qué
los gobiernos de la democracia no han tenido voluntad de establecer un
ordenamiento coherente y serio?
No veo esa pretendida "tendencia generalizada" de los conservatorios europeos a integrarse en la universidad. Hay de todo. Francia, Italia y Países Bajos están cómodos fuera y tienden a separarse más. Lo que sí está proliferando son másters con grados de validación diferenciada (profesionalizadores) y doctorados (doctorates) con validación en ocasiones distintas al PhD. Lo que sí hay son comisiones de trabajo para estimular el desarrollo de líneas de investigación musical propias a los conservatorios y distintas a las de la universidad. En ellas la presencia española es (casi)inexistente.
En el debate se está confundiendo el aspecto estrictamente legar del ordenamiento (estatuto de la titulación, validez. nivel, homologacion, etc.) con problemas de infraestructura y recursos que no necesariamente tienen que ver con lo jurídico.
No veo esa pretendida "tendencia generalizada" de los conservatorios europeos a integrarse en la universidad. Hay de todo. Francia, Italia y Países Bajos están cómodos fuera y tienden a separarse más. Lo que sí está proliferando son másters con grados de validación diferenciada (profesionalizadores) y doctorados (doctorates) con validación en ocasiones distintas al PhD. Lo que sí hay son comisiones de trabajo para estimular el desarrollo de líneas de investigación musical propias a los conservatorios y distintas a las de la universidad. En ellas la presencia española es (casi)inexistente.
En el debate se está confundiendo el aspecto estrictamente legar del ordenamiento (estatuto de la titulación, validez. nivel, homologacion, etc.) con problemas de infraestructura y recursos que no necesariamente tienen que ver con lo jurídico.
Las graves carencias en la enseñanza
e investigación musicales son producto de unas políticas académicas que han
establecido un modelo e idiosincrasias reproducidas ad nauseam. Eso no va a cambiar con trasladar las enseñanzas
artísticas a la universidad. Tenemos una infraestructura de publicaciones
musicales que da vergüenza; un nivel de discusión bastante deficiente y un
atraso considerable en la actualización de métodos, discursos y políticas
académicas en investigación y pedagogía que no se van a solucionar
automáticamente con integrarse a una infraestructura universitaria que en lo
general padece de lo mismo.
La encendida discusión en torno a
este falso dilema no permite ir a fondo en el origen de los problemas tanto
académicos como de infraestructura y oscurece un objetivo fundamental: exigir
al gobierno que cumpla con sus responsabilidades y que lo haga con seriedad.
Este obra de Rubén López Cano está bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.