Milán es la más grande fábrica de
cuerpos de Europa.
Cortes de pelo caprichosos,
maquillajes milimétricos para cualquier género, afeites y depilaciones precisas…
cuerpos perfectamente producidos envueltos en ropajes exquisitos: vestidos con
texturas de papel maché; pantalones cortos con zapatos de vestir; sombreros carísimos
y combinaciones de colores muy analizadas donde destacan los azules superiores articulados
con marrones o beiges que rodean las extremidades inferiores.
Zapatillas deportivas, cinturones y
hasta los auriculares combinan milimétricamente con blusas, camisas, calcetines,
bicicletas y el azul plomizo que cubre la ciudad.
En las inmediaciones del centro es posible observar por la tarde oficinistas
enfundados en entallados trajes de
superficies finísimas y corte moderno; corbatas lilas, moradas o púrpuras sobre
camisas de todos los azules posibles aferrados a portafolios de piel de un
negro intenso.
No importa si es en el húmedo y
riguroso frío invernal o en el sofocante calor estival, los milaneses pasean
orgullosos sus cuerpos producidos como máxima prioridad: “prima la imagine,
dopo… to lo demás”… es como si se les olvidara que son simples cajeros de banco
y oficinistas que, como cualquiera de nosotros, su mayor preocupación es llegar
a fin de mes….
Milán, 7 de junio de 2012
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