Choreoscope Barcelona 2014
El 16 y 17 de octubre se realizó Choreoscope Barcelona 2014: international dance film festival Barcelona-Bucharest.
Esta segunda edición del festival dedicado enteramente a la video danza,
irrumpe sonora e inusitadamente en un medio que, al parecer, de empeñar buena
parte de su creatividad en las ayudas oficiales ahora inexistentes, se está
meneando más bien poco. El festival ha puesto sobre la pista de baile
propuestas novedosas, nos ha agitado desde un lugar distinto y ha puesto un
deslumbrante proyector sobre una práctica que día a día se consolida con producciones
fascinantes y unos estándares de calidad desafiantes y exquisitos. Así lo
corroboró un público entusiasta que abarrotó los cines Maldá; saturó las reservas
de entradas y llegó a generar overbooking incluso para las actividades
académicas. ¿Algún día la musicología llegará a tener tanto sexapil?
En esta ocasión, las proyecciones de cortometrajes
de video danza se complementaron con una mesa redonda en la que teóricos y
artistas reflexionaron sobre algunos problemas vinculados al cuerpo, el espacio
y su mediación/reinvención audiovisual en estos tiempos en los que con más
frecuencia oteamos el mundo a través de alguna pantalla.
Begoña Olabarria Smith del colectivo D+I (Danza más investigación) en su intervención
El celuloide que bailó el fin-de-siècle: Cine primitivo y cuerpo moderno, nos llamó la atención sobre la nada casual
coincidencia del surgimiento de cine como dispositivo constructor de modos de
mirar más que de documentador de la realidad, con el surgimiento de la danza
moderna y la emergencia de una corporalidad a la medida de la modernidad. Pasó lista a
cortos protocinematográficos de finales del siglo XIX y principios del XX donde
movimiento, danza y gestión de espacio anunciaban un futuro corporal atravesado
de pantallas.
En un momento pregunté cuándo comienza el dispositivo audiovisual a construir y gestionar un
espacio, cuerpo y ritmo propios (elementos que intuitivamente se me antojan
distintivos de la vídeo danza) todo el panel al unísono y trepándose a internet, nos regaló este clásico
de Maya Deren, A
Study In Choreography for Camera (1945).
Úrsula San Cristóbal
observó que este breve film es también considerado como una de las primeras piedras
angulares de la antropología audiovisual, un ámbito en el que discurso académico
e impronta estética se dan la mano para producir conocimiento inter y
transcultural. San Cristóbal también desarrollo el tema Tocarpara las cámaras: Reflexiones sobre el cuerpo del músico clásico occidental enla era de la mediatización. Los bailarines asistieron atónitos a una explicación
de por qué los músicos "clásicos" nos llevamos muy mal con el cuerpo y el espacio y continuamos asfixiados en el anacrónico dogma de la música absoluta.
Muy interesantes resultaron sus observaciones sobre cómo gestiona este tabú el
reciente vídeo clip de música académica y sus agudos análisis de la anulación de
espacio en vídeos como Si la noche haze escura (2009) del Dúo El
Cortesano; la Cantate Domino (2014) de Sebastien Daucé & Ensemble Correspondances
o la cautivadora vídeo-interpretación del lied Erlkonig de Schubert de Jessye
Norman.
Así mismo, nos habló de notables excepciones en la creación de espacio y cuerpo en la
vídeoperformance musical como la video-interpretación de la Consagración
de la Primavera de Igor Stravinsky por el dúo de pianos Anderson & Roe (2013) o en su propio trabajo
sobre los imaginarios medievales en Sine tactuviri in delectationem movetur. Sensualidad y Espiritualidad en la
música de Hildegard of Bingen (2013-2014).
La sesión terminó con las intervenciones
de Izabel Barsive (Ottawa) y Charlotte Audureau (París), destacadas realizadoras francófonas cuyas obras se proyectaron
durante el festival. Las diferencias más llamativas entre ellas tuvieron que ver con el acceso a recursos y financiamiento. Mientras que la parisina nos contó el limbo en el que caen los proyectos
de vídeo danza en la pesada burocracia francesa, las piezas de Izabel están
repletas de logotipos institucionales canadienses apoyadores de estas propuestas y que indudablemente mantienen muy saludable esta manifestación artística. Se nota cuando el estado no se interesa solamente por apoyar los bienes
culturales patrimoniales (a los cuales permanece anclado), sino también por la creación nueva (como vía de alcanzar el futuro).
Barsive
también transita por un proceso formativo y está preparando su tesis de máster
por lo que algunas de sus inquietudes resuenan completamente en el pabellón de
la investigación artística. Entre sus preguntas de investigación más estimulantes estaban sus devaneos en torno a la conveniencia o no de definir la vídeo danza; si las piezas audiovisuales deben articularse en torno a estructuras narrativas o si algunas de sus creaciones más
experimentales como su poética Dance reflexión pueden ser consideradas como pertenecientes a este ámbito.
DANCE REFLEXION from Izabel Barsive on Vimeo.
Inopinadamante me aventuré con un par de respuestas: la naturaleza narrativa de la vídeodanza creo que puede seguir siendo productiva cuando ésta venga acompañada de un concepto amplio de gestión del tiempo que vaya más allá del story telling (para el cual ya hay una superabundancia de artefactos audiovisuales) y ponga el cuerpo y movimiento y sus modos peculiares de crear tiempo como eje vertebrador. Con respecto a sus obras más aventuradas yo creo que sí son vídeodanzas pues el dispositivo audiovisual crea un cuerpo, un espacio, un tiempo y un ritmo propios, que sólo pueden habitar en la pantalla e invitan al espectador al movimiento, manifiesto o encubierto, dentro de la órbita de su propio universo kinético-fílmico.
En su intervención Charlotte mostró un contrastante discurso más posicionado y subjetivador que no se agota en la invitación estética. Para ella, la danza filmada es sobre todas las cosas una seductora acción política con consecuencias sociales concretas. Así lo pone en evidencia su maravillosa En las puntas de la indiferencia (2013) que nos muestra un París y unos parisinos muy alejados del turismo de masas y de la "grandeur" que la han hecho insoportable. Destaca el esmerado trabajo sonoro en el que el ruido de la acción ejecutora de los bailarines (que abre la puerta a más sutiles sinestesias táctiles y transpiradas) se combina con el sonido ambiental y la música.
En las puntas de la indiferencia - Trailer - Subtitulos Espanol from Charlotte Audureau on Vimeo.
De las dos
sesiones de proyecciones sólo puedo opinar de la segunda (la primera, con sus gintonics inaugurales, me la perdí). Fue
un monográfico de realizaciones quebequenses. De lo más notorio: el altísimo
nivel técnico y estético de las producciones y un pathos sórdido y algo desesperanzador en todas la piezas. Lo que nos recuerda que las subvenciones artísticas tampoco otorgan por sí mismas
la felicidad.
Entre los filtros grises y amarillentos y las gélidas locaciones de los vídeos mostrados, destaca por supuesto Danse Macabre (2009) de Pedro Pires. El tratamiento del cuerpo y el espacio son soberbios y fue el único vídeo donde no ví “bailarines”. En su lugar aparece el baile, video-fílmico baile… y la irreductible kinesis orgánica del cuerpo aun después de la vida.
Danse Macabre from Centre Phi | Phi Centre on Vimeo.
La estética
visual de Pires es compleja, envolvente y con una personalidad sumamente poderosa que se
puede apreciar en otros proyectos más recientes y fuera de la danza como Triptych (2013).
Muy
atractivo también es el trabajo de Alan Lake. Destaca fundamentalmente por la balanceada planificación macroformal de sus vídeos y el tratamiento
narrativo que descansa en el color, los filtros y cierta empatía motora que funde espectador y bailarines. Esto se aprecia en su contundente Là-bas, Le Lointain (2012).
Là-bas, Le Lointain - Teaser - Alan Lake from Francois Gamache on Vimeo.