Se trataba de
actividades promocionales de los nuevos dispositivos fonográficos que
cumplieron una función principal en un cambio cultural radical que a nosotros
nos puede parecer increíble, pero que en su época fue sumamente drástico:
¡Tuvimos que aprender a escuchar discos!.
La falta de
referente visual causó perplejidad y confusión entre los primeros oyentes
fonográficos. También hubo que crear esquemas cognitivos que ayudaran al oído a
jerarquizar la información. Por ejemplo, a ignorar el scratch, los cambios de velocidad u otras incidencias técnicas y
priorizar las líneas melódicas y progresiones armónicas y reconstruir la
identidad tímbrica de los instrumentos musicales distorsionados por la grabación.
Gracias al trabajo de esa generación, ahora podemos escuchar, por ejemplo,
archivos comprimidos como el mp3.
Para entender este
cambio drástico, imaginemos que vivimos junto al mar y que jamás hemos visto
una representación visual del mismo. De repente, alguien de extremo oriente
llega con una reproducción de La
Gran Ola de Kanagawa (1830 - 1833) de Katsushika Hokusai, y nos dice que el mar con el que hemos crecido
es así:
Nos tomaría algún
tiempo aceptar que esa imagen representa el mar. En ese tiempo tejeríamos una
relación semiótica entre representación y objeto representado en lo que Umberto
Eco llamaría el componente cultural (arbitrario y contextual) de la
representación icónica.
En los tone test se hacían demostraciones del
funcionamiento de los aparatos reproductores; los artistas de la compañía realizaban
actuaciones en directo y reproducciones de sus propias grabaciones. En algunas ocasiones
hacían dúos con el reproductor fonográfico y en otras emplazaban a la audiencia
a adivinar si lo que estaban escuchando era la grabación o la interpretación en
directo, como lo muestra la imagen siguiente:
Por supuesto, en los
reportes de estas actividades que aparecían en revistas de difusión de esta
novedad tecnológica, se hacía constar que los oyentes no eran capaces de
distinguir entre el o la músico real y la grabación.
La mezzo-soprano
Patricia Hammond participó en una reconstrucción
de algunas de estas sesiones:
Aquí un cartel
promocional de estas actividades:
Algunos de los
artistas que participaron en los tone test fueron Walter Van Brunt
(alias Walter Scanlan) y Glen Ellison:
Otros de los artistas de la casa Edison que participarían de estas campañas serían Helen Clark y Vernon Dalhart.
El principio de los
tone test seguiría empleándose como argumentación publicitaria por muchos años:
Referencias
Cook, Nicholas. 2013. Beyond
the Score: Music as Performance. Edición Kindle. Nueva York: Oxford
University Press.
Hui, Alexandra. 2012.
«Sound Objects and Sound Products: Standardizing a New Culture of Listening in
the First Half of the Twentieth Century». Culture Unbound: Journal of
Current Cultural Research 4 (4): 599–616.
López-Cano, Rubén. 2018. Música dispersa. Apropiación, influencias, robos y remix en la era de la escucha digital. Barcelona: Musikeon. pp. 169-171.
Thompson, Emily. 1995.
«Machines, Music, and the Quest for Fidelity: Marketing the Edison Phonograph
in America, 1877-1925». The Musical Quarterly 79 (1): 131-71.
Página principal del Libro extendido
Página principal de Música Dispersa