31 de julio de 2018

Alta fidelidad forever


En la sección "4.3. Paradigmas fonográficos en la música clásica: fotografía sonora, «la mejor butaca posible» y práctica artística por sí misma" de Música dispersa, se abordan diferentes conceptualizaciones y proyectos sobre la función y objetivos de la grabación fonográfica comercial.

La noción de alta fidelidad garantiza que lo escuchamos en el fonograma es una "reproducción fiel" de una interpretación en directo. Pero en realidad se trató de un lema publicitario que acompañó a la fonografía desde sus inicios. 

Además, es el ideologema de base del un contradiscurso legitimador que disculpa nuestro el placer de escuchar "música enlatada". El discurso hegemónico (y engañoso) señala que la música en directo es más auténtica que la música grabada. Ésta no es más que un sucedáneo menor sujeto a adulteraciones. La performance en directo, en cambio, es el estado natural de lo musical. 

El contradiscurso de la alta fidelidad nos invita a entregarnos al artificio de la grabación sin contravenir el discurso hegemónico, de hecho, lo afirma. Es la base de lo que llamo el pacto perceptual que establecemos para mediar entre las contradicciones de nuestras nociones de autenticidad artística y las maravillosas experiencias artísticas que vivimos escuchando discos y a las cuales jamás vamos a renunciar. 

Aquí vemos algunos anuncios de diferentes épocas cuya argumentación publicitaria se basa en el mismo principio de la alta fidelidad. Los eslogans son prácticamente los mismos. 










Una de las estrategias comerciales de la tecnología es crear la dependencia de consumo al ritmo de su perfeccionamiento continuo: 



Este es un anuncio sobre una nueva edición de grabaciones de Caruso una década después de su muerte. Aquí vemos como la fonografía es concebida como práctica artística en sí misma que ya no promete la alta fidelidad, sino el perfeccionamiento de la calidad artística del "original". ¡Treinta años antes de las grabaciones emblemáticas de Culshaw!



En realidad, como reza el título de este álbum compilatorio de la RCA Victor de 1954, escuchar (el disco) es creer.


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