Del 11 al 16 de junio de 2018 se celebró en San Juan de
Puerto Rico el XIII Congreso de la Rama latinoamericana de la IASPM: Del
archivo a la playlist: Historias, nostalgias, tecnologías. Tenía
muchos años de no participar en este espacio. La devastadora crisis económica europea
me impidió asistir a Córdoba en 2012 y Salvador da Bahía en el 2014. Estuve en
la Habana en el 2016 pero como fui jurado del Premio de
Musicología que se celebró simultáneamente, me fue imposible integrarme.
Pero esta vez fue diferente y pude vivirlo a plenitud.
Lo primero que me llamó la atención fue la performance académica
de cada una de las presentaciones: muy dinámicas, con abundantes ejemplos
audiovisuales y un empleo brillante y eficaz de todos los medios tecnológicos. También
resaltó el trabajo de moderación y las discusiones de cada sesión. Su fluidez,
organización y colaboración de los asistentes, contrasta con el pintoresco caos
de años anteriores y ponen en evidencia la creciente profesionalización de
nuestro colectivo. El contenido de las presentaciones a las que asistí y de las
que pedí información, fue diverso en contenido y calidad, como siempre, pero la
media fue bastante aceptable con varias intervenciones excepcionalmente buenas.
Plena en el Callejón de la Tanca
El que el encuentro se desarrollara en territorio
estadounidense fue doloroso para los que tuvieron problemas para ingresar al
país… ¡Y también para los que aprendimos cómo viven los puertorriqueños dentro
de ese canalla régimen! Pero también facilitó la participación de colegas afincados
en esas tierras. Destacan en número y calidad los y las colegas colombianas,
muchas estudiando o trabajando en los Estados Unidos. La gran mayoría presentó interesantísimos
trabajos dedicados a la fonografía o la música mecánica en Latinoamérica.[1]
Inauguración
Se manifestó una vez más el esperanzador impulso que está tomando la
investigación musical en Colombia con una generación de jóvenes intelectuales
de gran calidad académica y con un espíritu profesional transformador. También
es de resaltar la numerosa participación de colegas de España que exploraron problemáticas
comunes a ambos lados del atlántico. En alguna ocasión sus propuestas detonaron
intensas resonancias epistémicas y afectivas lo que augura una excitante continuidad
en estas colaboraciones.
Otro interesante caso de congregación de miradas diversas
fue el simposio Archivo, escucha,
análisis musical y políticas de la vida y de la muerte coordinado por Ana
María Ochoa Gautier (Columbia University), Mareia Quintero Rivera (Universidad
de Puerto Rico) y Silvia Martínez (Escola Superior de Música de Catalunya y
Universitat Autònoma de Barcelona). En él participaron especialistas tanto del
hemisferio norte como del sur. Tan globalizados fueron los temas abordados como
desesperanzadores los diagnósticos presentados. Salimos muy tristes de sus
sesiones.
Por otro lado, se echó en falta que las conferencias y mesas
plenarias tuvieran más cercanía con los temas convocados o con las
problemáticas desarrolladas en los simposios. No estaría mal que para las
próximas convocatorias se comprometa a los y las invitadas a las plenarias a
integrarse activamente a las discusiones de al menos un simposio en su
totalidad. Creo que ha sido una buena idea tanto organizativa como cognoscitiva
que el congreso se estructure en torno a simposios temáticos con sus propios
coordinadores. Considero que éstos deberían tener mayor protagonismo en la elección
de conferencistas y otras actividades del congreso pues ellos están en
condiciones de transmitir con mayor precisión las necesidades de la rama.
En los pasillos algunos miembros de la rama expresaron su
preocupación por la poca participación de investigadores jóvenes. No estoy
seguro que la media de edad de este congreso fuera superior a los de encuentros
anteriores. En todo caso, somos los profesores responsables de animar a
nuestros estudiantes y colegas noveles a que se integren a estas actividades.
Una característica de la rama es su respeto para con los colegas más
inexpertos. Esta regla no escrita parece que se rompió por un instante en alguna
sesión en Puerto Rico pero en todo caso se trataría de una excepción.
El barrio la Perla
En diferentes ocasiones percibí una cierta sensación de
claustrofobia epistémica entre varios asistentes. A ellos y ellas les parece que
somos siempre los mismos los que discutimos de temas similares. Es probable que
esta sensación se deba a que, como pocas asociaciones, la IASPM-AL mantiene
intensas discusiones permanentes sobre determinados temas en reuniones
presenciales o en su lista de correo. Con ello se construye un cierto sentido
de comunidad y proximidad. Creo que podríamos considerar tener puntualmente algunos
participantes externos a la rama. Ello podría refrescar y oxigenar los debates.
Una alternativa es fomentar la participación de colegas de otras ramas, como
pasó en esta ocasión, y que cada simposio tenga la opción de tener uno o una
invitada de fuera de la IASPM a la que no se le obligue a afiliarse.
La calle Hospital del Viejo San Juan
Pese a la inevitable afirmación de lazos personales entre
especialistas que participan de los mismos simposios en cada congreso, durante
las discusiones no faltaron las indispensables miradas críticas. Al final del
simposio Reguetón, cumbia, funk… Las
“incomodidades” de las músicas masivas desde la perspectiva de género, se llamó
la atención sobre el recurrente tono celebratorio que estalló en las sesiones:
"no se olviden de ser más críticos con lo que hacen y cómo lo hacen",
se señaló muy oportunamente. En otro momento escuché que, al parecer, algún
colega joven que se inauguraba en estos encuentros se desconcertó por este tono
que "en ocasiones rozó lo poco académico".
Al tratarse de temas que se inscriben en luchas por derechos
civiles, es imposible no posicionarse y empatizar con las reivindicaciones de los
colectivos que estudiamos. Además, en más de una ocasión los académicos
formamos parte de ellos. Creo que sería más pernicioso no manifestar públicamente
nuestro posicionamiento y simular una falsa "objetividad científica".
Pero ello no evita que, simultáneamente, estimulemos las observaciones críticas
y, sobre todo, autocríticas. ¿Sería útil adoptar el modelo de un lector oponente para cada simposio o
algunas comunicaciones?[2]
Conferencia de Alejandro Madrid
En mi opinión falta variedad en las modalidades de
presentación. La ponencia o comunicación unipersonal sigue siendo el formato
único. Los colegas presentan su tema ex novo
en los escasos 20 minutos a nuestra disposición y a partir de ahí se intenta
establecer una discusión. ¿Por qué no comenzar la reflexión tiempo antes por
medios telemáticos? ¿Por qué no llegar al congreso con los estudios de caso
conocidos y discutidos por los participantes de cada simposio para aprovechar
el tiempo presencial para compararlos y extraer conclusiones generales a nivel
regional y proponer nuevos problemas de investigación también de alcance regional o global que superen el nivel del estudio de caso?
Actuación de Sangre de Plena
Quiero señalar también un interesante contraste sumamente sintomático:
el altísimo número de libros de los miembros de la rama que se presentaron
durante el congreso fue inversamente proporcional a la cantidad de temas que se
trataron en la asamblea.
El congreso de la Habana 2016 introdujo de manera oficial la
presentación de libros y revistas como parte del programa. En esta ocasión se
formalizó el espacio y sus formatos de presentación. La gran cantidad de libros
presentados (¡14!) nos da muestra de una capacidad productiva inusitada y de
vértigo.[3] Pero además, las sesiones de presentaciones
se convirtieron en uno de los eventos más atractivos del congreso. Además de informarnos tanto
de los contenidos de los trabajos como de las vicisitudes de su producción, el
intercambio con los asistentes fue sumamente enriquecedor.
Una mención especial
merece el libro Música
y discurso. Aproximaciones analíticas desde América Latina editado por Claudio Díaz y Berenice Corti.
Se trata de otro trabajo colectivo que nació de las discusiones de nuestra
lista y que pretenden llenar las lagunas reflexivas que vamos encontrando en esos
intercambios.[4]
Durante la presentación quedó en evidencia la enorme fragilidad que tenemos los
académicos frente a las editoriales: años de retraso en la publicación, pésima
distribución y nulo beneficio tanto simbólico como material para los autores. Todos
hacemos lo que podemos, pero ¿podemos hacer más? En la sesión se habló de la posibilidad
de que la rama se hiciese cargo del asunto y asumiera tareas editoriales. Se
pueden optimizar los medios digitales con los que contamos así como nuestra posición
para respaldar propuestas académicamente sólidas incluso con reconocimiento en
los odiosos indicadores de calidad a los que estamos sometidos. El impulso no
rebasó el estatus de "deseo" y permanece huérfano aun de alguna
propuesta concreta. ¿Quién se atreve?
Muros y Plenas
Por su parte, la asamblea fue las más corta, fluida y pacífica
de todas las que he visto. Durante mucho tiempo la rama padeció delirantes
luchas de poder que enrarecían sistemáticamente el entorno de trabajo y por
momentos hacían insufribles los congresos.[5]
Así mismo, al estar desde su fundación y por varios años tutelada
unipersonalmente, por muchos años adoleció de sólidas bases consensuadas para
su funcionamiento. Todo ello se ha ido trabajando tortuosa y lentamente en las
discusiones en la lista de correo así como en las asambleas desde el año 2010.
Pero en esta ocasión, el orden del día tuvo la mitad de
puntos de la asamblea anterior, todas las votaciones se resolvieron por unanimidad
y en general se trató de temas procedimentales. Recuerdo a Julio Mendívil
haciendo malabares dialécticos para dirigir las espinosas votaciones de la multitudinaria
asamblea en la Habana en 2016. En esta ocasión todo fue más sencillo (lo que no significa que quien presidió la asamblea no tuviera que aplicarse a fondo en la moderación). Da la
impresión de que la dinámica de gestión de la rama se normaliza día con día de
manera inexorable.
De la asamblea recuerdo particularmente un momento en que se
leyó para su aprobación el acta de los acuerdos alcanzados en el 2016. En éste
se llamaba a no tratar a la directiva como una suerte de "empresa
prestadora de servicios" de las cuales los miembros seríamos sus clientes
que en ocasiones, nos manifestamos indignados por un "servicio mal
cumplido". Todos y todas somos corresponsables de lo que acontece en la
rama y se espera de nosotros más iniciativa y colaboración y menos juicio pasivo
hacia el trabajo de los demás. Si bien eso se discutió hace dos años, el tema volvió
a aparecer de manera literal en el informe del comité organizador de este
congreso. Tenemos mucho que aprender aun.
La fortaleza. Viejo San Juan.
Por otro lado, fue muy notorio la terrible soledad del comité organizador local. Muchos echamos la mano en lo que pudimos. Pero nunca vimos las habituales hordas de estudiantes corriendo de un lado hacia el otro resolviendo problemas. Afortunadamente las instalaciones del Conservatorio de Música de Puerto Rico están en óptimas condiciones y eso facilitó mucho la excelente gestión del congreso por parte del comité y colaboró a ofrecer lo que para muchos de nosotros fue la reunión IASPM-AL más feliz de todas.
San Juan de Puerto
Rico/Barcelona
Junio de 2018
Pd. 1. Durante el congreso de formó el grupo de trabajo sobre Investigación artística o Investigación creación para colaborar a desarrollar esta modalidad dentro de los trabajos finales, tesis y tesinas en interpretación, composición, arreglo, producción, etc., en música popular en Latinoamérica.
Pd. 2. La directiva saliente estaba presidida y dominada por mujeres. La entrante también.
Pd. 2. La directiva saliente estaba presidida y dominada por mujeres. La entrante también.
[1]
Véase el Programa
del congreso.
[3]
Se presentaron los libros: A modinha brasileira: trajetória e veleidades
(séculos XVIII- XX) de José
Fernando Monteiro (Prismas. Curitiba, 2018), Saoco salsero!, o el swing del
sonero mayor. Sociología urbana de la memoria del ritmo de Ángel Quintero Rivera (Instituto
de Cultura Puertorriqueña. San Juan, 2017); Inguém é perfeito e a vida é assim: a música
brega em pernambuco de
Thiago Soares (Outros Críticos. Brasil, 2017); Música dispersa: apropiación, influencias, robos y remix en la era de
la escucha digital de Rubén López Cano (Musikeon Books. Barcelona, 2018); Los bailes de salón en Venezuela de Juan
Francisco Sans (Fundación Bigott. Caracas, 2016); Juventudes y producción cultural en los márgenes: trayectorias y
experiencias de jóvenes cumbieros de Malvina Silba (Grupo editor
Universitario. Buenos Aires, 2018), Canção
romântica: intimidade, mediação e identidade na américa latina editado por
Martha Tupinambá de Ulhôa y Simone Luci
Pereira (Folio Digital: Letra e Imagm. Río de Janeiro, 2016); Pego el grito en cualquier parte! Historia,
tradición y performance de la cueca urbana en Santiago de Chile (1990-
2010) de Christian Spencer (Biblioteca Nacional. Santiago de Chile, 2017); Pandeiros e bandoneones: vozes
dusciplinadoras e marginais no samba e no tango de Andrea Dos Santos
Menezes (Unifesp. Brasil, 2017); Música y
discurso. Aproximaciones analíticas desde América Latina editado por
Claudio Díaz y Berenice Corti (Edu/Vim. Argentina, 2017); Experimentalisms in Practice. Music Perspectives from Latin America
de Alejandro L. Madrid, Ana R. Alonso – Minutti y Eduardo Herrera (Oxford
University Press, 2018); Dolor que canta.
La vida y la música de luis a. Calvo en la sociedad colombiana de comienzos del
siglo xx de Sergio Ospina- Romero (Instituto Colombiano de Antropología e
Historia. Bogotá, 2017) y Plataformas
mediáticas. Elementos de análisis y diseño de nuevas experiencias de José
Luis Fernández (La Crujía. Buenos Aires, Argentina, 2018).
[4]
Un trabajo similar previo fue Música
popular y juicios de valor: una reflexión desde América Latina; Juan
Francisco Sans y Rubén López Cano (Coordinadores).
[5]
Algunas de las bajísimas discusiones que siguieron a algún congreso sin duda
pasarán a la historia como el descalabro más miserable que haya padecido jamás alguna
academia latinoamericana.