Crónica y testosterona: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1632) de
Bernal Díaz del Castillo.
Alejo Carpentier
afirmaba que la primera obra literaria de Cuba era sin duda el Diario de Navegación de Cristóbal Colón.
La crónica de la conquista del soldado Bernal Díaz es fundamentalmente eso: una
extraordinaria aventura literaria cuya pericia narrativa es sólo comparable con
la del García Márquez del Relato de un
naufragio (1970). Todas las historias y relatos de la conquista, comenzando
por las Cartas de relación del propio
Cortés, fueron concebidas a partir de modelos literarios de la época. Y el
libro que nos ocupa posee fuertes relaciones intertextuales, por ejemplo, con
el Amadís de Gaula que enloqueció al
Quijote.
Sobre la veracidad
de lo que relata Del Castillo se ha discutido mucho: no es seguro que estuviera
presente en todos los acontecimientos de los que afirma ser testigo. Por otro
lado, el libro lo redactó en su retiro guatemalteco en plena vejez, cuando la
memoria se torna caprichosa y la frontera entre fidelidad e imaginación se
menea tanto como las caderas al compás de un sabroso reggaetón. Seguramente
muchas de las cosas que afirma son producto no sólo de sus recuerdos sino
también de la de sus compañeros de armas que pudieron incluir, por qué no,
algunos viejos aliados tlaxcaltecas afincados también en Centroamérica. Hay que
reconocer que las cuentas no se le daban muy bien al capitán castellano que
nació en Medina del Campo (¡Medina of the
fields forever!) hacia 1495. Con frecuencia hay que dividir entre 2, 3, 4 o
más las cifras de pobladores y combatientes que ofrece pues es imposible que
Mesoamérica pudiera sostener a tanta gente entre población común, guerreros y
figurantes. El libro fue publicado mucho tiempo después de su muerte y se
conocen diferentes versiones con ediciones y adendas realizadas en la
península. Christian Duverger, un antropólogo-dandy que más bien parece un
barón o político bien trajeado, llegó a afirmar que la Historia verdadera fue escrita en realidad por el propio Cortés
para… no me acuerdo para qué... ¡Cosas de la academia!.
Del magno relato del
castellano comentaré sólo tres cosas:
1. Sordera
selectiva.
En un capítulo de su libro Bernal describe a varios de sus compañeros de filas.
Aquí destacan los detalles pormenorizados que ofrece sobre sus voces: su
timbre, altura, cadencia y acento son recreados con una eficacia formidable. Se
trata de verdaderas hipotiposis sonoras que los apersonan ante nuestros oídos.
Sin embargo, cuando se trata de los aterradores gritos de combate de los
mesoamericanos; los ruidos de las calles, mercados o plazas o la música,
cantos, salmodias y retumbos de atabales y trompetas de sus rituales, Bernal es
simplemente un sordo funcional. No dice nada. Carece del curioso oído
intercultural que mostrará años más tarde por esas mismas tierras Alexander von
Humboldt.
2. Escritura
interesada.
Bernal tenía motivos particulares para escribir su libro. Explícitamente
declara que su crónica es una respuesta a las historias de la conquista que
publicaron personas que no estuvieron presentes en la gesta y que ensalzan
desmesuradamente sólo las proezas de Cortés. Su libro entonces pretende hacer
justicia a otros expedicionarios europeos que participaron en la epopeya. Por
otro lado, como sabemos, él y sus compañeros buscaban fortuna y gloria y que
eran conscientes que la primera se consigue acumulando tierras y sometiendo
mesoamericanos que se las trabajen y lo segundo sólo se alcanza con escritos
atractivos capaces de difundir ampliamente sus lustrosas aventuras por todo el
orbe. Y eso es precisamente lo que hace en su Historia verdadera.
Sin embargo, creo detectar otro interés en el libro de Bernal que ha sido poco
señalado. Algunos de sus capítulos parecen responder directamente a las
acusaciones que contra algunos conquistadores se hicieron en la península
durante los juicios de residencia: procesos
judiciales destinados a aclarar y, en su caso, castigar, excesos y crímenes de
guerra cometidos por los adelantados. Bueno, en realidad lo que la corona
deseaba en esos procesos era defenestrar y restar poder a los conquistadores
para implantar con mayor comodidad su propio aparato administrativo en las
posesiones de ultramar.
En este sentido, la descripción que Bernal hace de la tremenda matanza de
Cholula (octubre de 1519) no es una crónica ni un relato ni una memoria. Se
trata en realidad de un verdadero testimonio de descargo contra las acusaciones
de que Cortés y sus hombres mataron sin piedad ni motivo a un pueblo desarmado
e inofensivo en una suerte de sangriento ataque preventivo. Es como si Bernal
se subiera al estrado y bajo juramento declarara: “Eso no es verdad; el ataque
fue contra fieros guerreros bien ataviados y apertrechados y se realizó porque
descubrimos que se estaba preparando una emboscada fulminante contra nosotros”.
¿Cómo descubrieron la conspiración?
Berna describe con lujo de detalle y esmero criminalístico hasta una docena de
pruebas: unos mesoamericanos aliados hallaron trampas para sus caballos en
rutas de escape y corrieron a informarles; otros observaron rituales con el
sacrificio de niños cosa que los cholultecas solían hacer en la víspera de
grandes batallas y corrieron también a chivarse; Malitzin, ese indomable animal
político, les advirtió que fue alertada del inminente ataque por una vieja que
la quería de nuera; también menciona que hasta en tres ocasiones diversos
sacerdotes (a los que Bernal llama “papas”) fueron interrogados hasta hacerles
confesar la conjura…. Vamos, que si para cada ataque los ibéricos hubieran
realizado tantas comprobaciones, todavía seguirían peleando…
3. Bernal es un
salido/ libidinoso.
El cronista no desaprovecha ocasión para exaltar en su texto la belleza de la
mujer mesoamericana. Definitivamente estaba más atento al movimiento de caderas
de las naturales que a los ritmos y sones de sus rituales. Sin ningún pudor nos
informa que en las batallas previas al sitio final de Tenochtitlán, cuando
Cortés permitió a sus ejércitos saquear las poblaciones vencidas que iban
cayendo una tras otra, el mayor conflicto entre peninsulares y sus aliados
mesoamericanos fueron las mujeres del enemigo derrotado: los primeros se las
querían coger mientras que los segundos se las querían comer. En efecto,
tlaxcaltecas y otros aliados hacían comilonas con la carne de los vencidos en
banquetes a los que no se resistieron varios soldados europeos. En cambio,
estos últimos captaban, entre los derrotados, esclavas sexuales para uso
personal o para transacciones comerciales.
En aquella época se
formó una suerte de corredor entre el frente de batalla y los aposentos
europeos de las islas de Puerto Rico, Dominicana y Jamaica, entre otras. Desde
ahí no paraban de llegar insumos para la guerra así como nuevos combatientes
que se querían sumar a la gesta. Si bien la esclavitud estaba oficialmente
prohibida por decreto real, durante ese período de guerra, los bienes
confiscados, así como los enemigos apresados, funcionaron como moneda de cambio
en la compra de pólvora y otros insumos bélicos. Parece ser que la esclavitud y
el tráfico de personas, especialmente mujeres, fue común en la región por lo
menos en esos momentos de conflicto bélico donde todo orden legal y moral queda
suspendido.
Sobre las bases literarias del libro de Bernal véase (se accede a todos ellos por medio de
intenet):
Ejea Mendoza, María
Teresa. 2013. «Excurso y discurso en Bernal Díaz del Castillo». Signos
históricos 15 (30): 156-71.
Fischer, María
Luisa. 1994. «Bernal Díaz del Castillo, la memoria y la representación». Revista
chilena de literatura, 45-52.
Green, James Ray.
1986. «La retórica y la crónica de Indias: el caso de Bernal Díaz del
Castillo». Actas del octavo Congreso de la Asociación Internacional de
Hispanistas : celebrado en Brown University, Providence Rhode Island, del 22 al
27 de agosto de 1983, Madrid, Ediciones Istmo, 1986, pp. 645-651.
Pellicer, Rosa.
1989. «La organización narrativa de la Historia verdadera de Bernal Díaz del
Castillo». Mester 18 (2).
Sobre la tesis de que Cortés es el ghost writer de Bernal:
CEHM Fundación
Carlos Slim. 2017. La crónica de Bernal Díaz del Castillo. Expositor:
Christian Duverger. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=3INC0XCazIU.
Más info:
Guillermo Turner,
investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, ha
publicado recientemente algo sobre el libro de Bernal. Aquí la referencia
bibliográfica y tres conferencias que son perfectamente intercambiables entre
ellas y el libro pues en todas, ineludiblemente, el autor se limita a leer
fragmentos del mismo.
Turner, Guillermo.
2016. La biblioteca del soldado Bernal
Díaz del Castillo. México: El Tucán de Virginia, Instituto Nacional de
Antropología e Historia.
Guillermo Turner Rodríguez: La verdadera
historia de la crónica de Bernal Díaz del Castillo.
G. Turner: Apuntes especializados sobre la
historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
“Los otros conquistadores” | Guillermo
Turner.
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