17 de agosto de 2021

Crónica y testosterona


Crónica y testosterona: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1632) de Bernal Díaz del Castillo.

Alejo Carpentier afirmaba que la primera obra literaria de Cuba era sin duda el Diario de Navegación de Cristóbal Colón. La crónica de la conquista del soldado Bernal Díaz es fundamentalmente eso: una extraordinaria aventura literaria cuya pericia narrativa es sólo comparable con la del García Márquez del Relato de un naufragio (1970). Todas las historias y relatos de la conquista, comenzando por las Cartas de relación del propio Cortés, fueron concebidas a partir de modelos literarios de la época. Y el libro que nos ocupa posee fuertes relaciones intertextuales, por ejemplo, con el Amadís de Gaula que enloqueció al Quijote.

Sobre la veracidad de lo que relata Del Castillo se ha discutido mucho: no es seguro que estuviera presente en todos los acontecimientos de los que afirma ser testigo. Por otro lado, el libro lo redactó en su retiro guatemalteco en plena vejez, cuando la memoria se torna caprichosa y la frontera entre fidelidad e imaginación se menea tanto como las caderas al compás de un sabroso reggaetón. Seguramente muchas de las cosas que afirma son producto no sólo de sus recuerdos sino también de la de sus compañeros de armas que pudieron incluir, por qué no, algunos viejos aliados tlaxcaltecas afincados también en Centroamérica. Hay que reconocer que las cuentas no se le daban muy bien al capitán castellano que nació en Medina del Campo (¡Medina of the fields forever!) hacia 1495. Con frecuencia hay que dividir entre 2, 3, 4 o más las cifras de pobladores y combatientes que ofrece pues es imposible que Mesoamérica pudiera sostener a tanta gente entre población común, guerreros y figurantes. El libro fue publicado mucho tiempo después de su muerte y se conocen diferentes versiones con ediciones y adendas realizadas en la península. Christian Duverger, un antropólogo-dandy que más bien parece un barón o político bien trajeado, llegó a afirmar que la Historia verdadera fue escrita en realidad por el propio Cortés para… no me acuerdo para qué... ¡Cosas de la academia!.

 

Del magno relato del castellano comentaré sólo tres cosas:

 

1. Sordera selectiva.
En un capítulo de su libro Bernal describe a varios de sus compañeros de filas. Aquí destacan los detalles pormenorizados que ofrece sobre sus voces: su timbre, altura, cadencia y acento son recreados con una eficacia formidable. Se trata de verdaderas hipotiposis sonoras que los apersonan ante nuestros oídos. Sin embargo, cuando se trata de los aterradores gritos de combate de los mesoamericanos; los ruidos de las calles, mercados o plazas o la música, cantos, salmodias y retumbos de atabales y trompetas de sus rituales, Bernal es simplemente un sordo funcional. No dice nada. Carece del curioso oído intercultural que mostrará años más tarde por esas mismas tierras Alexander von Humboldt.

 

2. Escritura interesada.
Bernal tenía motivos particulares para escribir su libro. Explícitamente declara que su crónica es una respuesta a las historias de la conquista que publicaron personas que no estuvieron presentes en la gesta y que ensalzan desmesuradamente sólo las proezas de Cortés. Su libro entonces pretende hacer justicia a otros expedicionarios europeos que participaron en la epopeya. Por otro lado, como sabemos, él y sus compañeros buscaban fortuna y gloria y que eran conscientes que la primera se consigue acumulando tierras y sometiendo mesoamericanos que se las trabajen y lo segundo sólo se alcanza con escritos atractivos capaces de difundir ampliamente sus lustrosas aventuras por todo el orbe. Y eso es precisamente lo que hace en su Historia verdadera.

Sin embargo, creo detectar otro interés en el libro de Bernal que ha sido poco señalado. Algunos de sus capítulos parecen responder directamente a las acusaciones que contra algunos conquistadores se hicieron en la península durante los juicios de residencia: procesos judiciales destinados a aclarar y, en su caso, castigar, excesos y crímenes de guerra cometidos por los adelantados. Bueno, en realidad lo que la corona deseaba en esos procesos era defenestrar y restar poder a los conquistadores para implantar con mayor comodidad su propio aparato administrativo en las posesiones de ultramar.

En este sentido, la descripción que Bernal hace de la tremenda matanza de Cholula (octubre de 1519) no es una crónica ni un relato ni una memoria. Se trata en realidad de un verdadero testimonio de descargo contra las acusaciones de que Cortés y sus hombres mataron sin piedad ni motivo a un pueblo desarmado e inofensivo en una suerte de sangriento ataque preventivo. Es como si Bernal se subiera al estrado y bajo juramento declarara: “Eso no es verdad; el ataque fue contra fieros guerreros bien ataviados y apertrechados y se realizó porque descubrimos que se estaba preparando una emboscada fulminante contra nosotros”. ¿Cómo descubrieron la conspiración?

Berna describe con lujo de detalle y esmero criminalístico hasta una docena de pruebas: unos mesoamericanos aliados hallaron trampas para sus caballos en rutas de escape y corrieron a informarles; otros observaron rituales con el sacrificio de niños cosa que los cholultecas solían hacer en la víspera de grandes batallas y corrieron también a chivarse; Malitzin, ese indomable animal político, les advirtió que fue alertada del inminente ataque por una vieja que la quería de nuera; también menciona que hasta en tres ocasiones diversos sacerdotes (a los que Bernal llama “papas”) fueron interrogados hasta hacerles confesar la conjura…. Vamos, que si para cada ataque los ibéricos hubieran realizado tantas comprobaciones, todavía seguirían peleando…

3. Bernal es un salido/ libidinoso.
El cronista no desaprovecha ocasión para exaltar en su texto la belleza de la mujer mesoamericana. Definitivamente estaba más atento al movimiento de caderas de las naturales que a los ritmos y sones de sus rituales. Sin ningún pudor nos informa que en las batallas previas al sitio final de Tenochtitlán, cuando Cortés permitió a sus ejércitos saquear las poblaciones vencidas que iban cayendo una tras otra, el mayor conflicto entre peninsulares y sus aliados mesoamericanos fueron las mujeres del enemigo derrotado: los primeros se las querían coger mientras que los segundos se las querían comer. En efecto, tlaxcaltecas y otros aliados hacían comilonas con la carne de los vencidos en banquetes a los que no se resistieron varios soldados europeos. En cambio, estos últimos captaban, entre los derrotados, esclavas sexuales para uso personal o para transacciones comerciales.

En aquella época se formó una suerte de corredor entre el frente de batalla y los aposentos europeos de las islas de Puerto Rico, Dominicana y Jamaica, entre otras. Desde ahí no paraban de llegar insumos para la guerra así como nuevos combatientes que se querían sumar a la gesta. Si bien la esclavitud estaba oficialmente prohibida por decreto real, durante ese período de guerra, los bienes confiscados, así como los enemigos apresados, funcionaron como moneda de cambio en la compra de pólvora y otros insumos bélicos. Parece ser que la esclavitud y el tráfico de personas, especialmente mujeres, fue común en la región por lo menos en esos momentos de conflicto bélico donde todo orden legal y moral queda suspendido.

Sobre las bases literarias del libro de Bernal véase (se accede a todos ellos por medio de intenet):

Ejea Mendoza, María Teresa. 2013. «Excurso y discurso en Bernal Díaz del Castillo». Signos históricos 15 (30): 156-71.

Fischer, María Luisa. 1994. «Bernal Díaz del Castillo, la memoria y la representación». Revista chilena de literatura, 45-52.

Green, James Ray. 1986. «La retórica y la crónica de Indias: el caso de Bernal Díaz del Castillo». Actas del octavo Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas : celebrado en Brown University, Providence Rhode Island, del 22 al 27 de agosto de 1983, Madrid, Ediciones Istmo, 1986, pp. 645-651.

Pellicer, Rosa. 1989. «La organización narrativa de la Historia verdadera de Bernal Díaz del Castillo». Mester 18 (2).

 

Sobre la tesis de que Cortés es el ghost writer de Bernal:

CEHM Fundación Carlos Slim. 2017. La crónica de Bernal Díaz del Castillo. Expositor: Christian Duverger. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=3INC0XCazIU.

 

Más info:

Guillermo Turner, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, ha publicado recientemente algo sobre el libro de Bernal. Aquí la referencia bibliográfica y tres conferencias que son perfectamente intercambiables entre ellas y el libro pues en todas, ineludiblemente, el autor se limita a leer fragmentos del mismo.

Turner, Guillermo. 2016. La biblioteca del soldado Bernal Díaz del Castillo. México: El Tucán de Virginia, Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Guillermo Turner Rodríguez: La verdadera historia de la crónica de Bernal Díaz del Castillo.

G. Turner: Apuntes especializados sobre la historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

“Los otros conquistadores” | Guillermo Turner.

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