Si en todos los carteles publicitarios se repitiera la Mona Lisa, la Mona Lisa se volvería fea y obsesiva... Con la música, en cambio, no: vivimos en ella como en un baño amniótico. ¿Cómo recuperar el don de la sordera?
Umberto Eco
Las novelas de Umberto Eco son
riquísimas en la descripción de espacios. ¿Y qué hay del entorno acústico? Es
conocida la profunda relación de Eco con la música: es apasionado flautista
de pico, fue amigo personal de Luciano Berio con quien compartió
el análisis de la obra de Joyce, ha reflexionado sobre temas musicales, en ocasiones ha tomado a músicas específicas como ejemplo para el análisis semiótico (si bien no la ha tenido como objeto de estudio en sí misma) y puede pasar horas
contando anécdotas sobre música y músicos contemporáneos.
En su novela La isla del día antes
(1994) las anacrónicas disminuciones para flauta de pico de Jacob van Eyck (ca. 1589
- 1657) ocupan un lugar protagónico. Sin embargo, un análisis más profundo al mundo sonoro de sus
novelas puede desvelar cosas sorprendentes.
Juan
Carlos Asensio (el único especialista en música medieval cuya influencia es
reconocida tanto por los rancios cónclaves musicológicos como por las revistas
de moda)
nos cuenta las siete diferencias que existen entre la música y paisaje acústico
histórico de una abadía Benedictina del Medioevo y su representación en la versión
cinematográfica de El Nombre de la Rosa
(Jean-Jacques Annaud, 1986). Contrastando
objetos sonoros históricos y su representación en el film, Asensio
(él mismo incomprendido asesor musical de filmes históricos) nos mostrará un
sonido que ensambla más armoniosamente con los cuidados espacios de ficción históricamente
informados.