28 de agosto de 2019

El futuro del reciclaje digital en las cortes europeas


Kraftwerk vs. Moses Pelham
"Nur mir" (1997) tema de hip hop que canta Sabrina Setlur y compuesto y producido por Moses Pelham, usa y repite en loop una secuencia de dos segundos extraído de "Metall auf Metall" (1977) de Kraftwerk. Pelham no pagó ninguna licencia ni obtuvo ninguna autorización para usar el fragmento sampleado como base rítmica de toda su canción. Al año siguiente, Ralf Hutter y Florian Schneider-Esleben (Kraftwerk) demandaron al productor iniciando un litigio que se prolongaría por veinte años y que es de suma relevancia para el futuro del reciclaje digital en Europa.

El Tribunal Regional de lo Civil y Penal de Hamburgo, primero en atender la demanda, falló a favor Kraftwerk y más tarde rechazó la apelación de Pelham. Éste interpuso un recurso de casación ante el Tribunal Supremo de lo Civil y Penal de Alemania quien revocó la sentencia, devolvió el caso al tribunal regional de Hamburgo y lo instó a reabrirlo. Al parecer, la sentencia hacia una serie de consideraciones sobre la creatividad y la noción de propiedad intelectual que requerían revisarse en la era digital.

Sin embargo, en 2012, el mismo tribunal falló de nuevo a favor de Kraftwerk. Convencido de que se cometía una injusticia con sus sampleos, el productor de hip hop acudió ahora a una instancia superior y llegó hasta el Tribunal Constitucional alemán. Pelham estaba convencido que el castigo por sus prácticas de sampelo vulneraba sus derechos elementales a la creación artística. Imposible no recordar al siniestro personaje Larry Flynt quien con sus batallas legales en los años setenta a favor de sus publicaciones pornográficas abrió debates en extremo interesantes sobre la libertad de expresión en los tribunales más altos de Estados Unidos.


En efecto, el Tribunal Constitucional alemán vio materia suficiente como para revocar la sentencia anterior y en 2016 lo regresa de nuevo al Tribunal Regional hamburgués que para ese momento ya comenzaba a marearse como el interminable loop sampleado motivo de la disputa. Parece ser que durante la cavilaciones del Constitucional alemán, surgieron algunas dudas: ¿acaso no es el hip hop un medio de expresión musical como cualquier otro, y el sampleo forma parte habitual de sus técnicas compositivas?  ¿condenarlo no significaría limitar una manera específica de creación musical? De este modo, la idiosincrasia creativa del hip hop fue legitimada por el más alto tribunal germano. El reciclaje digital era reconocido, por lo menos a nivel de duda, como práctica compositiva similar a cualquier otra.

Las sucesivas sentencias y anulaciones generaron alegatos y argumentaciones en extremo delicadas sobre los límites de la creatividad y propiedad artística . Con muy buen sentido de la responsabilidad, el tribunal de Hamburgo se preguntó si era necesario otro tipo de dictamen para valorar el lugar del reciclaje dentro de los derechos de autor. Se trataba de un dictamen en extremo importante para la creación como para decidirlo a nivel tan local. De este modo, decidió enviar el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) pues una sentencia de este calibre se tiene que tomar siguiendo criterios válidos para toda Europa.


En julio de 2019, después de 20 años de iniciados los litigios, el TJUE por fin dio su veredicto. Una vez más le dio la razón a Kraftwerk. Sin embargo, en la sentencia establece algunos criterios sumamente interesantes que marcan una distancia enorme entre la valoración jurídica del reciclaje digital que se hace en Europa en relación con la jurisprudencia estadounidense.

"Menea el trasero": el inquietante antecedente estadounidense
Recordemos el famoso caso Bridgeport Music vs. Dimension Films que sentó un importante precedente jurídico en los Estados Unidos de América. N.W.A., la banda de gangsta rap, sampleó sólo dos segundos del riff inicial de guitarra de “Get Off Your Ass and Jam” de Funkadelic y lo insertó en loop en su “100 Miles and Runnin’”. A diferencia del sampleo de Kraftwerk usado por Pelham, la banda de hip hop no emplea el fragmento sampleado como base de toda la canción. Sólo aparece esporádicamente en el fondo simulando una sirena policial. Además, lo transforma mucho: cambia su velocidad, altura y ecualización de tal suerte que no es posible detectar auditivamente ninguna relación intertextual en ambas canciones como sí ocurre con las canciones alemanas.

Bridgeport music es una editora musical que controla el copyright de muchos artistas incluyendo Funkadelic, y es famosa por hacer de los tribunales uno de sus escenarios profesionales más habituales. Tras haber sido inicialmente desestimada su demanda por un juez federal quien consideró que el uso de ese sampleo "no violaba la ley de derechos de autor", Bridgeport music recurrió al Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Sexto Circuito. Este revocó el dictamen en 2005 y sentenció a su favor alegando que el propietario de los derechos de una grabación tenía la capacidad de autorizar o no su duplicación sea cual fuera la duración el fragmento empleado y sus posibles procesamientos. En la sentencia retumba una frase lapidaria: "Obtenga una licencia [de sampleo] o no samplee. Esto no atenta contra la libertad de creación de ninguna manera significativa".


Si bien el tribunal no se pronunció sobre los posibles usos justos del sampleo, su sentencia instaló mucha inseguridad en esta práctica: a partir de entonces cualquier apropiación de este tipo puede ser juzgada como plagio independientemente de su longitud, transformaciones, reconocimiento, fines no comerciales o propósitos artísticos que podría incluir el homenaje, la sátira, la crítica, el análisis, etc. A partir de entonces, USA penaliza el USO sea cual fuere el resultado o propósito artístico.

En Música dispersa expongo este caso como ejemplo en el que un original legal musical no es reconocido auditivamente por un oyente común. El plagio no es un más un fenómeno de intertextualidad ni una categoría estética. Es una categoría jurídica independiente de la existencia de vínculos intertextuales detectables en las canciones involucradas. Por otro lado, aun cuando se reconozca la presencia de una canción en otra y la nueva canción carezca de originalidad y su capacidad expresiva dependa enteramente del fragmento sampleado, si se ha pagado la licencia correspondiente, no hay delito alguno.


La sentencia europea
Es interesante examinar algunos fragmentos de la sentencia del TJUE sobre el caso Kraftwerk vs. Moses Pelham. Transcribo algunos fragmentos reproducidos en varios medios: 

a) "Los productores de fonogramas tienen el derecho exclusivo de autorizar o prohibir la reproducción de la totalidad o parte de sus fonogramas".

b) "La reproducción por un usuario de un sampleo sonoro, incluso muy breve, extraído de un fonograma (...) queda protegida por el derecho exclusivo conferido al productor".

c) "Un soporte que incorpora la totalidad o una parte sustancial de los sonidos fijados en un fonograma es una copia de este, sobre la que el productor del fonograma tiene el derecho exclusivo de distribución".

Es decir, si copias sin licencia, eres culpable. Hasta aquí todo igual en relación a la sentencia estadounidense. Pero el tribunal añade dos ideas muy interesantes para el desarrollo del reciclaje en Europa. 

La primera tiene que ver con la noción de copia. En su sentencia, el TJUE la copia es algo más complejo que el gesto factual y cultural del copy/paste:

"No constituye una copia un soporte que se limita a incorporar muestras musicales, en su caso, modificadas, transferidas desde ese fonograma para crear una obra nueva e independiente de tal fonograma". En otras palabras, si no se reconoce la fuente del sampleo, si no hay intertextualidad palpable, entonces no hay delito.

El segundo elemento fundamental que incluye la sentencia es que se abre al uso legal de la cita sólo en determinadas circunstancias. Define la cita como aquel sampleo que eficazmente permite identificar la canción de origen. De hecho, el fragmento usado por Moses Pelham  en "Nur mir" permite reconocer su origen, "Metall auf Metall" de Kraftwerk. Se podría argumetnar que funciona como cita. Sin embargo, no se dan las circunstancias que la sentencia prevé. Estas circunstancias consisten en que, a través del fragmento sampleado, la nueva canción debe interactuar con la canción fuente. ¿Y cómo se interactúa con ella? Pues homenajeándola, satirizándola, generando comentarios o miradas deconstructivas, haciendo ver sus contradicciones o aporías. Es decir, que la canción resultante tenga una función metatextual en relación a la canción fuente. Eso es precisamente lo que muchos de los mashups más inteligentes hacen combinando exitosamente canciones aparentemente incompatibles. Definitivamente, el sampleo usado por Moses Pelham se vale de los atributos rítmicos, tímbrico y aún energéticos de ese fragmento de "Metall auf Metall". Pero no interactúa con ella. No nos dice nada sobre ella.


Los tribunales de Estados Unidos (que ejercen una justicia más sorda que ciega) castigan cualquier uso sin contemplar la existencia o no de vínculos intertexuales entre las piezas involucradas. Por su parte, la justicia europea no se focaliza en el uso sino en ciertos tipos de intertextualidad. Samplear es permitido bajo dos supuestos:

a) Si los sampleos usados se procesan hasta hacerlos irreconocibles borrando cualquier vínculo intertextual entre las piezas. Es decir, si se enmudece la referencia (Música Dispersa, p. 99).

b) Si son usados como cita expresa con propósitos metatextuales como homenajes, sátiras, o cualquier otra forma de interacción con la canción fuente.

Bajo estos criterios, en Europa, N.W.A. no sería culpable. Hay esperanza para cierto tipo de sampleo en el viejo continente. Qué pena que el Reino Unido se va de Europa… nos perderemos maravillosos debates judiciales.

Una última observación
La discusión legal parece que está generando nuevos criterios para gestionar estos litigios. Se abandonan paulatinamente los criterios cuatitativos (¿recuerdan los 8 compases en la era analógica?) y poco a poco se asumen los cualitativos, funcionales y aun performativos: no importa de dónde sacaste tu sampleo, lo relevante es qué cosas hace en tu canción. Dentro de poco tiempo, quizá, los criterios estructurales cederán espacio a los expresivos: si tu sampleo enciende al publico del mismo modo que lo hace en su canción original, y esas respuestas descansan sólo en la acción del sampleo, quizá estás rondando el plagio.

---------------------------------
Algunos documentos de interés:




Entradas principales