La vida loca en el calpulli: la homosexualidad y trasgresiones sexuales entre los pueblos mesoamericanos.
Una fuente apócrifa señala que cuando ibéricos y cempoaltecas estaban a punto de sellar su alianza en contra de los mexicas, Cortés les hizo llegar tres condiciones indispensables para sellar el pacto; las mismas que repetirá literalmente a todo pueblo mesoamericano que deseara sumarse a su gesta: 1) detener de inmediato los sacrificios humanos e idolatrías que son cosas de Satanás; 2) abrazar la religión católica y 3) suspender por tiempo indefinido sus prácticas de sodomía.
Cuenta la misma fuente sospechosa que el Cacique Gordo de Cempoala envió a un alto emisario para responder a la petición. El funcionario exquisitamente ataviado con plumas, pendientes óseos, tatuajes de mil colores y con mucho salao, le dijo al capitán extremeño: “mira guapi, lo de las idolatrías y sacrificios está hecho, no te preocupes monada. Lo de la religión católica… mmmm… no problem… nomás nos explicas bien eso de que Dios son tres y una misma cosa al mismo tiempo y lo ponemos en marcha… pero lo de las sodomía… mmmm… mira, vamos a formar una comisión que estudie la petición… lo someteremos a consultas y convocaremos a un plebiscito… y luego te decimos algo. Ya sabes, trámites de la burocracia solar cósmica. Pero mientras tanto, ¿te parece si vamos tirando adelante con el proyecto de alianza mi cabecita de hojalata?”.
Las relaciones homosexuales fueron tan comunes en Mesoamérica como en cualquier otra parte del mundo en cualquier tiempo. Lo que no se sabe con precisión es si éstas eran consideradas desviaciones inaceptables que requerían severos castigos correctivos o si, por el contrario, eran toleradas, permitidas y aun vistas con una normalidad envidiable que nuestra moral occidental es incapaz de comprender. Más aún, tampoco sabemos si estas relaciones y prácticas estaban institucionalizadas y eran obligatorias en algunos aspectos de la vida cotidiana o ritual.
Hay diversas informaciones sobre relaciones homosexuales en tiempos prehispánicos. Por ejemplo, se sabe que se practicaba entre estudiantes en centros de formación religiosa; en rituales de sodomización asociados con la fertilidad en la región de la huasteca (zona con prácticas sexuales realmente originales e imaginativas); existen dibujos de relaciones homosexuales masculinas en cuevas de la región maya; hay noticias de travestismo masculino (asociado a homosexualidad) y también femenino (asociado el ejercicio de poder habitualmente masculino); hay registros de fieros guerreros que la mayor parte del tiempo vestían ropas de mujer e incluso existen noticias de parejas homosexuales estables.
Es demasiado confuso interpretar estas noticias. Los conquistadores europeos y sus fuentes afines siempre incluían la homosexualidad (a la que invariablemente se referían como “sodomía”) dentro del paquete de prácticas abominables como los sacrificios humanos y la antropofagia que justificaron las guerras sangrientas de conquista con el objetivo de civilizar a esos “bárbaros”. Por otro lado, las fuentes religiosas (quienes se referían a la homosexualidad como “el pecado nefando”) o bien exaltaban la impoluta moral de los naturales de esas tierras que eran incapaces de tales desviaciones, o bien aceptaban que éstas existían pero que eran reprobadas enfáticamente y merecedoras de severos castigos.
Estudios recientes revelan una gran variedad de prácticas sexuales que se registraban tanto en la vida cotidiana de los macehuales como en la exclusividad de la nobleza; así como las que se asocian a los rituales religiosos o incluso prácticas sexuales de los dioses.
Para muchos entusiastas las prácticas homosexuales mesoamericanas son la prueba fehaciente de la posibilidad de otras modalidades de moral y amor asfixiadas en nuestro contexto por el catolicismo contumaz. Pasa algo parecido con las reinterpretaciones del bigote y amoríos de Frida Kahlo que la han convertido en una suerte de icono de la comunidad LGTBI+ portador de mensajes de libertad y fluidez de género que difícilmente ella pudo llegar a imaginar. Pero estas reinterpretaciones, apropiaciones y bricolajes culturales son propias del crecimiento de cualquier cultura y no afectan sólo a nuestro folklore popular digital. Como todo en la vida, incluso en las relaciones sexuales, hay para todos los gustos: ¡lo importante es que nos toque!
Volviendo a la alteridad sexual mesoamericana… mejor léanse estos materiales que están buenísimos:
Bibliografía
López Austin, Alfredo. 1982. «La sexualidad entre los antiguos nahuas». Familia y sexualidad en Nueva España, México: FCE. 141-76.
López Hernández, Miriam. 2009. «Las transgresiones sexuales entre los nahuas prehispánicos». Tesis de Maestría. UNAM.
López Hernández, Miriam, y Jaime Echeverría García. 2010. «Transgresiones sexuales en el México antiguo». Arqueología mexicana 104, pp. 65-69.
Olivier, Guilhem. 1992. «Conquistadores
y misioneros frente al pecado nefando». Historias 28: 47-63.
____2004. “Homosexualidad y prostitución entre los nahuas y otros pueblos
del Posclásico”, en P. Escalante Gonzalbo (coord.), Historia de la vida cotidiana en México I: Mesoamérica y los ámbitos
indígenas de la Nueva España, México, El Colegio de México/FCE. pp. 301-
338.
____2010. “Entre
el pecado nefando y la integración. La homosexualidad en el México antiguo”,
Arqueología Mexicana 104, pp. 58-64.
_____________________
Ver el resto de Lecturas para repensar los 500 años de la caída de Tenochtitlán